Jesús nos cuenta sobre el principio de todo
Casi si tuviéramos que describir con una solo palabra nuestro planeta tierra, sin lugar a dudas esa palabra sería VIDA. Nuestro hermoso planeta rebosa de ella. Desde sus formas más pequeñas como un organismo unicelular, hasta aquellas sorprendentemente enormes, como una gigantesca secoya de más de 100 metros.
Cada día los científicos descubren nuevas variedades de vida que nos sorprenden por su diversidad y belleza. Entonces surge la pregunta: ¿Cómo, dónde y cuándo  se originó toda esta vida? En la Biblia encontramos la respuesta.
En el libro de Génesis encontramos la historia de la creación. Como para que no nos quede duda, el Señor se encargó de incluir dos relatos de ese magnífico evento.
El primero lo encontramos en Génesis 1:1-2:3 y nos relata en orden cronológico la creación de todas las cosas.
El segundo lo encontramos en Génesis 2:4-25 y le da el protagonismo al ser humano en la creación, no sigue un orden necesariamente cronológico, pero se ocupa de mostrar que todo lo creado sirvió para preparar un ambiente adecuado para el hombre.
Según el relato de Génesis 1:1-2:3, Dios creó todo lo qué existe en una semana literal de 7 días de 24 horas cada uno. Veamos que fue lo crea- do durante esa semana.
1er Día: La luz
2do Día: La expansión
3er Día: Tierra seca, los mares y las plantas
4to Día: El sol, la luna y las estrellas
5to Día: Animales de aire y agua
6to Día: Animales terrestres y el hombre
7mo Día: El sábado: lo reposó, lo bendijo y lo santificó
Existen muchas personas que rechazan la veracidad de este relato bíbli- co. Son personas que no cree en la autoridad de la Biblia ni en Dios.
No se puede pretender creer en la Biblia y no aceptar el relato de la creación, puesto que a lo largo de toda la escritura encontramos afirmaciones en cuanto a la veracidad de la creación.
Veamos algunas de las características de la creación registradas en la escritura:
1.  Cada día fue un periodo de 24 horas. (“y fue la tarde y la mañana”).
2.  La palabra creadora de Dios (Sal 33:6,9; Heb 11:3)
3.  Dios es responsable de su creación. El relato revela que Dios es un planificador cuidadoso que se preocupa por el bienestar de su creación.
4.  La creación revela la gloria de Dios (Sal 19.1-4).
5.  Dios, el creador no deseaba que la tierra fuese un planeta solitario y vacío; debía ser habitado (Isa 45:8).
¿Qué significa para nosotros aceptar el relato bíblico de la creación? Significa por lo menos 12 cosas:
1.  Significa, adorar al Dios que nos hizo, y no a los dioses que nosotros hemos hecho.
2.  Significa, el fundamento de la verdadera adoración
3.  Significa, reconocer el día sábado como monumento de la creación.
4.  Significa, la base de la verdadera estima propia (imagen de Dios).
5.  Significa la base del verdadero compañerismo.
6.  Significa, que Dios instituyó el matrimonio.
7.  Significa, responsabilidad por el ambiente.
8.  Significa, que el trabajo dignifica al hombre.
9.  Significa, que la ley de Dios es santa.
10. Significa, que lo que Dios hace es bueno.
11. Significa, que la humanidad fue destinada a gozar de una relación eterna con el creador.
12. Significa, que la vida es sagrada.
La naturaleza del hombre
Entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza... Y creo Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo; varón y hembra los creo. (Gen 1:26-27)
¿Quien fue creado a la imagen de Dios? ¿El hombre o la mujer? La respuesta a esta pregunta determina toda nuestra comprensión en cuanto a la naturaleza del ser humano.
La Biblia nos enseña que ni el hombre ni la mujer por si solos repre- sentan la imagen de Dios, puesto que cuando Dios hizo al hombre (ser humano) lo hizo a su imagen (varón y mujer). Por esta razón la Biblia le da tanta importancia al matrimonio, puesto que bíblicamente al estar estar casado (una sola carne) el ser humano encuentra la plenitud.
Es importante aclarar que esta unidad entre el hombre y la mujer, de ningun modo anula su indibidualidad, cada uno tiene el poder y la libertad de pensar y actuar.
Cuando el ser humano salio de las manos de su creador era perfecto, no conocía el pecado. Pero al desobedecer entro el pecado y con él la muerte (Romanos 5:12)
Inevitablemente aparece la pregunta ¿Qué es el pecado? Podríamos encontrar una gran variedad de respuestas, pero básicamente, pode- mos decir que pecado es separarse de Dios. Todo lo demás (desobedecer la ley, apartarse de su voluntad etc.) son consecuencias o implicancias de la causa real que es romper nuestra comunión con Dios.
Se hace necesario diferenciar dos conceptos:
1.  Estado de pecado: se refiere al estado del ser humano separado de Dios, es cuando el hombre piensa que puede vivir desconectado de la fuente de poder que es Cristo. (Puede que aun no se manifieste una vida pecaminosa e incluso exista apariencia de piedad.)
2.  Actos de pecado: se refiere a la materialización del pecado, es la consecuencia natural de una vida separada de Cristo. Es lo que comúnmente denominamos pecado. Todas aquellas acciones y actitu- des que sabemos estan mal. Ej: mentir, robar, engañar, sobornar, el egoismo, la envidia etc.
No somos pecadores porque mentimos, sino que mentimos porque somos pecadores. La mentira o cualquier acto de pecado es la consecuencia de un estado de pecado (separación de Dios).
Muchos cristianos derrochan muchas energías en dejar de pecar, atacando el efecto y no la causa. Es como tratar de matar un árbol cortándole las hojas. El verdadero problema no esta en las acciones de pecado sino en nuestro estado de separación de Dios.
Si invirtiéramos la mitad de las energías que utilizamos para no pecar en mantenernos unidos a Cristo, tendríamos muchísimos más resultados en nuestra vida.
Como ya vimos lo que el pecado hace es separarnos de Dios aparece la muerte. La muerte no es un castigo de Dios por el pecado, sino una consecuencia.
¿Cómo que la muerte no es el castigo por el pecado? ¿Acaso no dice la Biblia que la muerte es la forma como debemos pagar por nuestro pecado?
Si el pecado nos separa de Dios, y nosotros no tenemos vida en nosotros mismos sino que nuestra vida depende de Dios, entonces el pecado produce la muerte, puesto que nos separa de Dios la fuente de vida. Entonces la manera correcta de entender el texto de Romanos 6:23 seria:
La paga del pecado es muerte (la manera como el pecado premia a los pecadores es matándolos), mas la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús señor nuestro (por el contrario el regalo que Dios ofrece a aquellos que aceptan a Jesús es la vida eterna).
En el plan de Dios para el ser humano no estaba considerada la muerte. No es que Dios nos hiciera inmortales, puesto que la Biblia nos muestra que Adán y Eva debían estar comiendo continuamente del árbol de la vida. Dios les dio ese árbol para representar la dependencia que debe existir, solo hay vida al estar unido a la fuente de vida. Jesús explico claramente esta idea en Juan 15 al hablar de la vid  verdadera y como es imposible que las ramas puedan vivir separadas del tronco.
Pero como ya vimos es el pecado el que nos separa de Dios y por lo tanto produce la muerte. ¿Pero que ocurre cuando el hombre muere? o ¿a dónde vamos? Pero para entender lo que es la muerte, primero debemos comprender que es la vida.
En Génesis 2:7 encontramos lo que es la vida: “Entonces Dios el Señor modeló al hombre del polvo de la tierra. Sopló en su nariz aliento de vida y el hombre llegó a ser un ser viviente” es decir:
Polvo de la tierra (cuerpo) + Aliento de vida (espíritu) = Ser viviente (alma viviente) Usaremos la ilustración del bombillo par entenderlo mejor.
Bombillo (parte física) + Energía eléctrica (parte vital) = Luz (Ser Racional)
Así como la unión del bombillo con la energía produce la luz y en el momento en que estos dos se separan, la luz deja de existir, así también la vida simplemente es la unión de la parte física, que es el cuerpo, más el soplo de vida y da como resultado un ser vivo, pensante y racional, y que cuando estos dos elementos se separan, es decir en la muerte, el alma también perece.
¿Enseña la Biblia la creencia popular de la inmortalidad del alma?
La respuesta es: en ninguna parte, por el contrario la Biblia es clara en señalaren Ezequiel 18:4 que “...el alma que pecare, esa morirá”. Además el Salmo 104:29 dice: “...Si les quitas el aliento, dejan de ser, y vuelven al polvo” (la cursiva es añadida). El pasaje es claro al afirmar que al morir la persona “deja de ser” es decir que el alma deja de existir.
También Eclesiastés 12:7 es claro al decir: “y el polvo vuelva a la tierra de donde vino, y el aliento de vida vuelva a Dios que lo dio”. Ahora surge la pregunta ¿cuál es ese aliento de vida que vuelve a Dios?
Muchos confunden el aliento de vida con algún ente pensante, alguna especie de ser, algo de nosotros mismo. En Eclesiastes 3:19-20 encontramos que el mismo espíritu (aliento de vida) tiene el hombre y los animales. Aquí claramente no se refiere a nues- tros pensamientos o nosotros mismos de manera espiritual.
El aliento de vida es la fuerza vital que solo puede dar aquel que es la vida (Juan 14:6) Todo lo que vive, desde el organismo unicelular mas simple hasta el mismo ser humano tiene vida porque Dios se la a dado. Si el ser humano es el resultado de:
Polvo de la tierra + aliento de vida = Alma viviente
Al separarse los componentes, desaparece el producto.
El texto simplemente describe la acción inversa al proceso creativo. El polvo vino de la tierra (vuelve a la tierra) y la vida vino de Dios (vuelve a Dios). No son tus pensamientos, ni sentimientos ni nada de eso puesto que al morir el ser ya no existe.
Claramente es imposible que durante la muerte haya tipo alguno de conciencia, pues esto contradice claramente lo que la Biblia enseña en Eclesiastés 9:5 y 10 donde dice: “porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en el olvido”. Y también enseña que cuando una persona muere, ese día perecen sus pensamientos. (Salmos 146:4).
El proceso de redención que Cristo desea realizar en nuestra vida, no es otra cosa sino la restauración de la imagen de Dios en nuestra vida, aquella imagen que a sido degenerada por causa del pecado.
El hombre fue echo como un ser   biosocisicoespiritual, como es imposible separar estas dimensiones del ser, el pecado las afecto todas, puesto que afecto la totalidad del ser. No solo su dimensión espiritual, sino que sus dimensiones mentales, su capacidad de sociabilizar y por supuesto su parte física.
Es por esto que el proceso de redención de cristo en nuestra vida, no se limita solamente a cambiar nuestras creencias o prácticas religiosas, sino que apunta transformar el ser entero, cambiar por completo nuestro estilo de vida incluyendo nuestros hábitos de higiene y alimentación.
El hombre y la mujer fueron hechos en la imagen de Dios con individualidad, y el poder y la libertad de pensar y actuar. Aunque creados seres libres, cada uno es una unidad inseparable del cuerpo, la mente, y el alma, dependiendo sobre Dios para vida el suspiro y toda otra cosa. Cuando nuestros primeros padres desobedecieron a Dios, ellos negaron su dependencia sobre Él y cayeron de su alta posición bajo Dios. La imagen de Dios en ellos fue desfigurada y ellos fueron sujetos a la muerte. Su descendencia sufre también de su naturaleza caída y de sus consecuencias. Ellos son nacidos con debilidades y con tendencias al mal. Pero Dios en Cristo reconcilia al mundo a Él mismo y por medio de Su Espíritu restaura en los penitentes mortales la ima- gen de su Creador. Creados para la gloria de Dios, ellos son llamados a amarle a Él y a unos a otros cuidando también de su ambiente.
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1     Gluder Quispe. Grandes temas de la Biblia (Ñaña, Lima: Editorial Imprenta Unión. 2002), 53
2     Asociación General de la IASD. Creencias de los Adventistas del Séptimo Día 1: 84-86.