Pablo se refiere a la necesidad de ser obedientes a sus consejos ahora, mucho más, puesto que él no se encuentra presente, con ellos. Como pastor de sus ovejas el esta siempre preocupados por la conservación de aquellos a quienes considera como sus hijos espirituales, de los cuales espera sentirse orgullosos (v.16) en la segunda venida, por esto los insta a ocuparse, dedicarse por su salvación “con temor y temblor” (v.12b). Para alguno esto sonaría a salvación por las obras o vivir permanentemente preocupados he infelices sin seguridad de su salvación. Muy por el contrario pablo aclara que:

“…Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (v.13)

Ni el deseo de hacer lo correcto, ni la fortaleza para ejecutarlo son meritos humanos puesto que son frutos de la presencia del amor de Dios en nuestros corazones. Entonces como entendemos eso de ocuparnos de nuestra salvación “con temor y temblor” Si bien es Dios que coloca en nosotros el deseo de hacer lo bueno y las fuerzas para llevarlo a cabo, somos nosotros los que debemos, en un ejercicio libre de nuestra voluntad, decidir obedecer.

De acá se desprende la idea de ser diferentes a aquellos que viven sin Dios para ser luces en medio de la oscuridad. Entendiendo que nuestra obediencia, confianza y servicio a Dios son como una ofrenda. Tal vez no tengamos de oportunidad de ser martirizados por causa de Cristo pero aun así podemos entregar una ofrenda diaria a Dios en nuestras vidas y así ser luminarias en el mundo.